Así lo creo así lo siento. Este martes a la Hermandad de la Esperanza Macarena le conceden una condecoración única: la Rosa de Oro. Entre reyes, catedrales y 21 imágenes de la Santísima Virgen, el Santo Padre ha decidido honrar nuevamente a la verdadera emperatriz del mundo, la Virgen María, con una distinción inigualable. Y para tal honor, la Hermandad de la Macarena ha hecho poco, o casi nada.
Una “veneración” (como si la Virgen no se venerase todo el año en la transitada basílica) con un programa de actos frío y vacío. Para más inri, los devotos seguirán contemplando a la Esperanza desde la valla habitual, esta vez convertida en barrera de flores, con la Esperanza un poco más cerca, (casi lo mismo que en la Semana Santa de 2021).
Ante un galardón que últimamente el Papa está entregando anualmente, la corporación no ha estado atinada. Casi 14 años han pasado desde que la Macarena cruzó la Resolana para visitar el hospital que lleva su nombre junto a algunas calles de su barrio. Una idea similar llevaba en su programa de actos la candidatura de Santiago Álvarez para el venidero 2025 con motivo del I centenario de su besamanos. El macareno pretendía llevar Virgen a zonas donde es necesaria la evangelización y para “agradecer el sostenimiento de la devoción”. Agradecer esa devoción por la que se concede este reconocimiento visitando zonas de su barrio hubiese sido todo un acierto, además de cumplir con esa “deuda con todos los fieles, devotos y hermanos que hay en el distrito” que comenta su actual hermano mayor José Antonio Fernández Cabrero. Ojalá este 2025 tengan la oportunidad de vivirlo.
Ni que hablar tenemos de la manera en la que se presenta a la Virgen. La línea actual del vestidor, que no alcanza esa excelencia con la que se ha conocido a la Macarena. Y también peca la priostía de no prestar atención a esos detalles que se exponen a continuación. Lo más destacable es la presencia del Señor, en la que han acertado, demostrando que María es corredentora y mediadora del camino hacia Jesús, el centro de todo.
A pesar de todo ello, la tenemos a ella. La excelencia hecha talla. Solo una foto de su rostro hace que todo lo demás sea secundario. En la misma carta del Papa Francisco al Arzobispo Edgar Parra Peña lo destaca: “para que María Santísima, la Virgen Macarena…”. No sabemos lo que tenemos con nosotros.
Solo queda disfrutar junto a ella. Aunque la celebración no esté a la altura, los devotos de la Santísima Virgen tenemos que regalarle lo que más le gusta: amor y oraciones. Se avecinan días históricos el próximo 3 y 8 de diciembre con la Esperanza Macarena, devoción universal irrefutable (con representación en 117 países del mundo), máxima verdad y única en el mundo. Así lo dice la marcha de David Hurtado: “Como tú, ninguna”.
Periodista.
Con muchas ganas de escribir, muchas ganas de equivocarme, muchas ganas de corregirme y… muchas ganas de aprender.
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