La jornada del sábado se preveía inestable desde primera hora de la mañana. Los meteorólogos anunciaban que desde el alba, el cielo iba a estar encapotado debido a un pequeño frente que, eso sí, pasaría en cuestión de horas.
Durante la mañana llovió, pero algo vaticinaba que las dos procesiones de la tarde iban a poder salir a la calle. A partir de las tres de la tarde, el cielo comenzó a abrirse y el frente parecía haber pasado. La primera de las dos procesiones en salir era la de San Sebastián, patrón de Tomares. La Hermandad Sacramental del municipio debía poner al santo en la calle a las cuatro de la tarde, pero debido a un último coletazo del frente, retrasó su salida media hora.
La Agrupación Musical de la Encarnación llegaba en pasacalles a la Parroquia de Belén y las puertas del templo se abrieron de par en par para dar comienzo a la procesión. El patrón del pueblo volvía a estar en la calle un año más con los sones característicos de la agrupación de San Benito.
La primera parada de San Sebastián fue en el Ayuntamiento, donde fue recibido por la corporación municipal. Los sones clásicos de Encarnación inundaron Tomares ante un sol de justicia. Las calles Carlos Cano, Clara Campoamor o las Cuatro Esquinas fueron testigos de un repertorio medido con numerosas marchas propias de la formación musical como «Por Pilatos Condenado» o «Y Contigo Hasta el Cielo».
La tarde le dio paso a la noche y a eso de las nueve, el patrón volvió a entrar en su parroquia después de pasar por las calles céntricas de Tomares y por su calle, San Sebastián.

Y EN SEVILLA…NIÑO JESÚS DE PRAGA
El Niño Jesús de Praga salió desde el Convento del Santo Ángel a su hora. A las cinco y media de la tarde se abrieron las puertas del templo y comenzó a salir la procesión. Como es habitual, la mayoría del cortejo lo forman representaciones de grupos jóvenes de hermandades sevillanas y de la provincia.
Un año más, la elegancia caracterizó a la procesión con los sones de la Agrupación Musical Santa María Magdalena de Arahal. El sonido característico de las liras acompasaba la mecida de la imagen por las calles céntricas de la ciudad. Debido a esto y a las ganas de cofradías, las inmediaciones del Salvador se encontraban llenas de personas que querían disfrutar de la procesión.
Como cada año, el prior del convento, Fray Juan Dobado se encontraba presidiendo el paso y el propio prior comentaba que fue un «milagro del Niño» ver a la imagen por las calles, refiriéndose a la mañana de lluvia que había tenido la ciudad. Hay que destacar de la procesión, el paso un año más por las angostas calles de Sevilla, como la estrechez de Francos o la calle Jovellanos, lo que creó un ambiente más íntimo de la cofradía.
Pasadas las nueve y media de la noche, la pequeña talla volvió a entrar en el Santo Ángel tras haber vivido una nueva procesión por Sevilla en una tarde tranquila y soleada.

Redactor de prensa, radio y televisión. Anteriormente en Onda Cero, Cámara de Comercio de Sevilla, Euromedia Grupo y Onda Capital.