Procesiones (Extra)ordinarias

En Andalucía se lleva viendo desde hace dos años que las hermandades buscan convertir lo extraordinario en costumbre

Tras vivir dos años de una pandemia de semanas santas a puerta cerrada, sin incienso en las calles y con una penitencia diferente que nunca creímos que viviríamos, Sevilla estaba preparada para volver a sentir la Pasión por sus calles; sin embargo parece que la tendencia estaba cambiando, y es que, aprovechando distintas efemérides, algunas nunca antes festejadas de tal manera, las Corporaciones, no solo sevillanas, sino de toda Andalucía, celebrarían su propia Semana Santa a base de procesiones extraordinarias, una gestión de Palacio que dista mucho de la política austera del Arzobispo emérito, Monseñor Asenjo.

Tras la triste Semana Santa en 2021 y ya viendo la luz al final del túnel, las Hermandades del Gran Poder, la Candelaria y la Virgen de los Reyes encienden, nunca mejor dicho, una candela en los corazones de los sevillanos con las salidas extraordinarias del “Señor de Sevilla”, la Virgen de la Candelaria y de la Patrona de la ciudad y el Viacrucis extraordinario del Señor de la Salud. Lo que parecía una pequeña alegría tras dos años de ausencias, se estaba convirtiendo en una costumbre que va cada vez a más.

En 2022, en menos de un mes, la ciudad vivió las extraordinarias del Cerro, el Tiro de Línea, San Roque, la Resurrección y el Museo, algo que era impensable a.C. (antes del COVID). El año 2023 tampoco se quedó atrás con la celebración del multitudinario Santo Entierro Grande (dejando algunas de las estampas inolvidables de este siglo) y con las salidas de la Virgen de Valme y San Fernando Rey, San José Obrero, Sagrado Corazón de Jesús de Nervión, la Virgen de las Angustias de los Gitanos, la Virgen del Rosario de la Milagrosa, la Virgen del Patrocinio y el Rosario por las calles del centro de la Virgen de la Salud de la recién instituida Agrupación de los Desamparados del Convento del Santo Ángel.

Los años que vienen están cargados de fechas clave como, por ejemplo, la Magna de diciembre que sacará en procesión a las grandes devociones de la provincia; las Coronaciones canónicas de la Virgen de la Piedad del Baratillo, la Virgen del Rocío del Beso de Judas y la Pastora de Santa Marina o las extraordinarias del Cristo de Burgos, la Hiniesta Gloriosa y los Estudiantes; a los que en 2025 ya se van sumando San Gonzalo, la Esperanza de Triana o las Aguas de Dos de Mayo. El Arzobispo ha anunciado además una muy posible magna de Glorias por el 75 aniversario del Dogma de la Asunción. Sin duda una lista extensa para dos años consecutivos.

Muchas opiniones se oyen para excusar o criticar esta nueva tendencia pasionaria sin precedentes, como que, en tiempos tan convulsos como los que vivimos, donde nuestra fe es criticada y hasta algunos dirían que perseguida, es necesaria la evangelización y defensa de lo nuestro; o bien, en las antípodas de esta defensa, critican que todo parece una gran maquinaria de marketing en la que la fe y la devoción pasan a un segundo plano quedando por delante el ego de las Juntas y el crecimiento de las Hermandades. Si bien son opiniones radicalmente distintas, ambas coinciden en una cosa, y es que cada vez viene más gente a ver nuestras Cofradías y crecen tanto los devotos que vienen por venerar a Cristo, como los conocidos como “kofrades” o “cofrades posturetas” que van detrás de bandas, cambios, olivos y caballos.

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